Covid-19, El virus que puede cambiar nuestra forma de vida.
En el 2020 hemos experimentado el mayor cataclismo a nivel mundial en tiempo de paz.
Ha sido un año triste en lo personal, en el que muchas personas han sufrido pérdidas irreparables, y muy complicado en lo económico, con daños en la economía que pueden suponer un retroceso de los indicadores y variables económicas propias del Estado del Bienestar a nivel global de más de cinco años.
Pero quizás lo mas importante, es que el Covid-19 ha supuesto una bofetada a la arrogancia del ser humano, como indica el medico infectólogo costarricense Álvaro Avilés (1), quien presagia: “Lo que quede del ser humano que conocíamos. va a escribir la historia de cómo cambió la Humanidad en el siglo XXI por el Covid-19”.
Al igual que el medico costarricense citado, muchas voces autorizadas dicen que todo “va a cambiar” después del Covid-19, pero en mi humilde opinión el tiempo verbal sería “deberían cambiar” pues la miopía colectiva y la cerrazón de la humanidad nos ha demostrado a lo largo de la historia la tendencia a volver a los mismos errores una vez que se recupere cierta normalidad. Otra cosa sería que nunca se vuelva a recuperar la tan manida normalidad.
Los humanos, en nuestra inmensa prepotencia, hemos pensado que, con nuestros conocimientos y avances científicos, somos los “amos del tablero de la vida”, y lo que el coronavirus nos está diciendo es “ustedes, no son los reyes del tablero, son otros peones más” y asumir esa premisa a nivel colectivo ¡duele! ¡duele!, sobre todo, cuando crees que lo tienes todo controlado.
En una paradoja cruel de la vida, el desarrollo de la pandemia del Covid-19 Es de alguna manera, fruto del desarrollo tecnológico del mundo global que hemos creado (2). La propagación de la enfermedad es inaudita: el 31 de diciembre de 2019, China informó a la OMS de la aparición de 44 casos de neumonía por causas no identificadas. El 6 de enero siguiente ya había reconocido al nuevo virus dentro de la familia de los coronavirus, reportándose 53 personas infectadas. El 9 de enero, con 63 casos confirmados, ocurre la primera muerte en China. Para el 19 de abril, más de 2,4 millones de personas estaban infectadas a nivel mundial y habían ocurrido más de 162 mil muertes.
Esto no pudo haber ocurrido en el pasado, simplemente, porque el desarrollo de los medios de comunicación actuaba como dique de contención en la propagación de cualquier tipo de pandemia, pero hoy en día el Mundo ha crecido enormemente en población, en logros materiales y los medios de comunicación existentes en la actualidad te permiten desayunar en New York y cenar en Pekín.
Cuando nos sentíamos más distantes de la naturaleza y, sobre todo, cuando percibíamos que más la controlábamos y dominábamos, ésta nos muestra con vehemencia lo ilusorio de nuestra creencia. Hoy más que nunca estamos a merced de ella, de sus límites, de su fuerza indómita.
De alguna manera, volvemos a vivir el temor y la capacidad de aniquilación de las fuerzas naturales. Como cada milenio, vuelve a aparecer el fantasma del fin del Mundo y todo tipo de teorías conspiratorias, basadas en la existencia de una “venganza de la naturaleza” contra el daño infligido por la plaga del ser humano, o las basadas en una propagación intencionada de los chinos para acelerar el proceso de dominación del Mundo.
Pero también hemos visto cómo esta situación de emergencia ha unido a toda la humanidad, la ciencia ha reaccionado con inversiones multimillonarias y el incansable trabajo de miles de científicos de todo el Mundo en busca de la vacuna contra el Covid-19. Se han creado redes de colaboración a nivel mundial que pocos meses antes eran impensables, la bioinformática ha experimentado un gran desarrollo a partir de la secuenciación del virus (3), se han desarrollado técnicas de diagnóstico y diferenciación ultrarrápidas, se ha reducido el proceso típico de desarrollo de una vacuna de 15 a 20 años a apenas 1,5 años en el caso del covid-19 (4), se están empleando distintas metodologías (5) para su diseño, algunas de ellas con características que nunca se habían considerado (6) y, además de ir a contrarreloj para crear una vacuna, hay investigadores trabajando en el desarrollo de tratamientos para los pacientes con Covid-19 como, por ejemplo, “engañar al virus” mediante la administración de una proteína para que el virus se una a ésta, en vez de a las proteínas del paciente (7), y la sociedad, en general, está adoptando medidas higiénicas y de prevención que hace apenas unos años eran impensables.
Las autoridades económicas de los principales bloques económicos han puesto, asimismo, en marcha el programa de reactivación económica más importante desde el Plan Marshall. En EE. UU. mediante las medidas fiscales (8) y el denominado “dinero helicóptero” (9), China ha inundado de liquidez su economía para evitar un descenso del consumo (10), y hasta la reacia Unión Europea ha aprendido de los errores de la “solución” a la crisis de 2006/2008 basada en una asfixiante austeridad y ha elaborado un ingente plan de rescate el denominado Plan de Recuperación para Europa, en sus propias palabras “El mayor paquete de estímulo jamás financiado por la UE”
En nuestro país hemos afrontado las consecuencias económicas, principalmente mediante dos vías, por un lado, el sostenimiento del empleo mediante los mecanismos públicos de sostenimiento (ERTES) y la inyección de liquidez mediante los ICOS
Los mecanismos públicos de sostenimiento (ERTES) si bien han sido una medida adecuada como herramienta de choque inicial, su eficacia a largo plazo va a depender de cómo evoluciona la recuperación del sector empresarial, que ya venia tocado de la crisis financiera y que las consecuencias de la pandemia han terminado de poner contra las cuerdas. El propio Banco de España (11) estima que, una de cada cinco empresas va a terminar en quiebra, por lo que podríamos concluir con una regla de tres simplista que, al menos el 20% de las personas que actualmente se encuentran en ERTE, terminarán en el desempleo.
Por el lado de los ICO, estamos ante una situación parecida (12), los fondos recibidos por la empresas a la altura de marzo, ya se han gastado en soportar la pérdida de ingresos y los gastos extraordinarios ocasionados por la pandemia, pues para eso se diseñaron, como medida de choque al inicio de la pandemia, pero ahora nos encontramos con que las empresas se han gastado los fondos, pero la actividad económica no se ha recuperado (13) tan rápido como se tenía pensado y no se están generando los recursos necesarios para poder iniciar la devolución de los mismos; conscientes de esta situación, alertada hace meses por el Banco de España y otros “think thank” económicos, por ejemplo, FUNCAS, el Gobierno no ha tenido más remedio que ampliar el plazo de devolución, a golpe de BOE, tanto a nivel de periodo de carencia, de 2 a 3 años, como de dirección total de 5 a 8 años, pero esto, si estuviéramos hablando en términos futbolísticos, no es otra cosa que “poner la pelota al centro del campo” y confiar en que pase el tiempo y las cosas se arreglen.
Ahora bien, la experiencia nos demuestra que las cosas no se arreglan solas, y con esta medida lo único que vamos a conseguir es alargar la agonía de muchas empresas, las cuales ya entran en la categoría de “zombi” y que, manteniendo artificialmente su existencia, lo único que puede pasar al final es que se lleven por delante a otra empresas, cuya situación podría salvarse.
El planteamiento de nuestro país se basa, en estos momentos, en una suposición sobre la duración de la crisis que podría ser un error (al prolongarse en el tiempo la inactividad y generarse otros fenómenos negativos, verbigracia, la desconfianza del consumidor) y, en segundo término, en el retraso a la hora de adoptar otras medidas propias (por ejemplo, para nuevos aplazamientos a pagos de impuestos hemos tenido que aguardar al Decreto-Ley 35/2020, de diciembre) y, por último, en que la recuperación carece de un planteamiento estratégico nacional, confiando la base de la misma, básicamente, en la recepción de los fondos europeos para proyectos sostenibles, digitales e inclusivos.
Se obvia, en esta estrategia, que una parte importante de esos fondos europeos tendrán que ser devueltos a la UE y, por otro lado, no percibo un plan de gestión especifico, monopolizando el Gobierno central el reparto de los recursos recibidos de la UE.
Sera el Consejo de Ministros quien revise y apruebe la regulación de los proyectos estratégicos para la recuperación y la transformación económica (PERTE), según el reciente Real Decreto Ley de modernización de la Administración Pública para la ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La vicepresidenta ha explicado «que trabajarán mano a mano con Comunidades y Ayuntamientos”, y que existirá un comité técnico asesor, además de contar con un foro de expertos que participarán en la toma de decisiones.
Independientemente de la centralización por parte del Gobierno de los fondos europeos, sí observamos con preocupación que deja fuera a un importante colectivo económico, el de los empresarios, que curiosamente son los que realmente tienen que poner en marcha y llevar a buen puerto los proyectos financiados por la UE, por lo cual en buena lógica tendrían que ser uno de los participantes mas importante a la hora de la asignación de estos recursos.
La estrategia del Gobierno se basa en una masiva inyección de fondos y no en un replanteamiento de nuestro modelo económico, cuyas debilidades han “saltado” con la COVID, empezando, por ejemplo, por la fragmentación de nuestras empresas.
Sin duda, estos fondos van a contribuir a recuperar el pulso de nuestras maltrechas finanzas, pero recuperar el pulso económico general y, asimismo, relanzar nuestra actividad económica va a depender de otros muchos factores, entre los cuales citamos los siguientes:
1.- La gestión del factor “miedo”. Los ciudadanos y las empresas tienen miedo, y no es para menos, cuando analizamos los datos de las consecuencias económicas del Covid-19.
El recrudecimiento de la pandemia tras el verano ha vuelto a disparar el ahorro de los hogares españoles, que tratan de hacer acopio de liquidez por la incertidumbre ante la crisis del Covid-19. En concreto, los depósitos de las familias crecieron un 0,3% en el mes de octubre, hasta alcanzar el máximo histórico de los 896.700 millones de euros, y un 7,47%, respecto a octubre de 2019, el mayor aumento interanual desde 2009, según los datos publicados por el Banco de España.
Por su parte, los depósitos de las empresas no financieras se situaron en 289.400 millones de euros. Las compañías, ante el posible endurecimiento y alargamiento de la pandemia, están reforzando su estructura financiera para blindarse contra el virus.
Pero el incremento del ahorro de los particulares y de la liquidez en las empresas no es el único indicativo del miedo existente en los agentes económicos. Incluso las empresas en mejor situación están anticipando unas consecuencias adversas y están restructurando sus estructuras de costes, siendo, dentro de estas partidas, los gastos de personal uno de los mas afectadas, pues la rigidez (14) del mercado laboral español hace que el ajuste de plantillas en época de crisis se convierta en la causa del cierre definitivo de muchas empresas.
Esto nos lleva a una reducción imparable del “consumo”. Los particulares no consumen porque tienen miedo a perder sus puestos de trabajo, por lo que las empresas ven reducidos sus ingresos y tienen que ajustar sus plantillas, por lo que los particulares tienen que reducir todavía más el consumo, con lo que muchas empresas se ven obligadas a cerrar con la consecuencia de más personas desempleadas y más reducción del consumo y así, sucesivamente.
La “confianza” es un factor muy volátil con gran trascendencia en la economía y su pérdida puede causar mas destrozos en la economía que las propias restricciones de la pandemia; ahora bien, para recuperar el nivel de confianza entre los ciudadanos, se tiene que trasmitir un nivel generalizado de seguridad.
El incremento impositivo que figura en la norma presupuestaria de 2021, verbigracia, en contra de lo que hemos vistos que están haciendo en EE. UU., China, e incluso en la mayoría de los países europeos; el previsto incremento del salario mínimo o el establecimiento de una renta mínima de subsistencia, la cual además está resultando inaplicada, están creando una enorme inseguridad en el sector empresarial (por no hablar de lo que está sucediendo con el movimiento okupa (15) y los mensajes favorables al incumplimiento de las normas básicas del derecho de propiedad), cuya convergencia está haciendo que muchos de nuestros empresarios se planteen, incluso, el abandono del país y el traslado de sus empresas o de personas con elevados niveles de patrimonio y renta a países del entorno como Portugal.
2.- La correcta gestión de la inversión productiva. Apostar por los “Proyectos porvenir”, como se han denominado a las directrices de inversión de la UE, en las que se refiere a los proyectos de economía digital, economía sostenible y políticas de resiliencia e inclusión, se me antoja una bonita idea a medio y largo plazo, pero poco factible a corto plazo, por diversos motivos.
Nuestro tejido empresarial está compuesto por un 95% de Pyme y, dentro de estas, la gran mayoría estaría dentro de la categoría de “micro pyme”; esta circunstancia, unida a que los sectores mas golpeados por la pandemia son el turismo, el pequeño comercio, la restauración y el ocio, etc., nos conduce a una posible contradicción: en el corto plazo, los sectores creadores de empleo y con capacidad de recuperación rápida son los tradicionales, cuyos problemas nos resultan conocidos, pero los proyectos de inversión centrados en sectores sostenibles, digitales e inclusivos, lo son a largo plazo, sin capacidad para generar actividad económica y empleo en un futuro próximo.
¿Cómo pedirle a un pequeño comercio de proximidad que nos ponga encima de la mesa un proyecto digital, sostenible o inclusivo, si apenas tiene para sobrevivir? Estas líneas de actuación están mas bien pensadas para compañías multinacionales como pueden ser Amazon, EBay o Alibaba (las cuales, de por sí, ya están beneficiando de los efectos de la COVID-19) y salvo que queramos que desaparezca este tipo de comercio de proximidad, por poner un ejemplo, tendremos que prestar especial atención a sus necesidades y poner encima de la mesa de la UE proyectos imaginativos, los cuales combinen el cumplimiento de las directrices de la UE con las necesidades particulares de cada sector, como por ejemplo un plan RENOVE de electrodomésticos en el que se sustituyan los antiguos por otros nuevos, más sostenibles y eficientes, energéticamente hablando
Y esta idea se puede trasladar a muchos sectores, verbigracia, en el sector de la construcción, uno de los que tiene un efecto acelerador (16) más importante en España, podemos trasladar la idea de sostenibilidad a la rehabilitación de viviendas con criterios de eficiencia energética.
Por lo tanto, es muy importante calcular la “capacidad de absorción” de nuestra economía de estos fondos dirigidos a proyectos tecnológicos, sostenibles e inclusivos, los cuales necesitan de una sólida base tecnológica y de una infraestructura industrial de la que, en muchos casos, carecemos
En este sentido, me preocupan dos ideas que me rondan en la cabeza. Por un lado, el desaprovechamiento en los últimos años de los fondos europeos por parte de España. En el periodo 2014 a 2020 solo hemos obtenido el 34% (17) de los fondos asignados, quedando el 66% restante sin gastar por la no eficiente gestión y burocracia, lo cual podría considerarse “un aviso a navegantes” ante la teórica llegada de los 140.000 millones tan ampliamente comentada.
La gestión de los proyectos sobre los que se van a sustentar los fondos europeos es uno de los factores clave en la salida de la crisis, por lo que dejarlo exclusivamente en manos de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, y en ultimo extremo, en la autorización del Consejo de Ministros puede resultar poco eficiente según las experiencias anteriores.
Y en segundo lugar, la centralización de las ayudas europeas (18) me da pie a recordar el reciente y poco productivo Plan E de la anterior crisis, del que solo quedan los carteles que inundaron pueblos y ciudades.
Esta muy bien apoyar, la innovación y la sostenibilidad como herramientas para inducir una modernización de la economía. Pero sin descuidar los activos actuales, pues son los que soportan el empleo y la mayoría de la actividad económica de nuestro país. Con frecuencia, tendemos a apostar por lo novedoso, lo que está de moda, olvidando que preservar la estructura productiva existente (19) es más barato y lo único que, a corto plazo, da empleo y actividad económica.
Como dice el compañero economista Juan Pedro Marín Arrese, en el magnífico articulo publicado en la revista “Dirigentes” en diciembre del 2020, “Los presupuestos dotados del mayor gasto social de la historia sirven de paliativo a la crítica situación actual pero no aseguran una salida solvente del actual trance y tampoco cabe fiarlo todo a unos fondos europeos que plantearán indudables retos para su adecuada absorción y aprovechamiento. Importa más acometer las reformas tantos años relegadas al olvido que disponer de recursos suplementarios”.
El Gobierno tiene que comprender que “no se genera tejido empresarial a golpe de BOE”, y que lo mejor que puede hacer es trabajar en un marco normativo y una política económica a medio y largo plazo cuyo principal objetivo sea escapar de un entorno recesivo cuanto antes, sin condicionamientos políticos que le obligan a tomar medidas que van justo en contra de la recuperación de la confianza de los agentes económicos, los cuales son los que generan tejido empresarial.
En tiempos convulsos como los actuales, en los que miles de empresas se encuentran al borde del cierre, sería de agradecer medidas concretas, de “detalle”, pero que pueden ayudar a que se generen mecanismos que ayuden a las empresas con problemas de liquidez, a las que el Banco de España (20) se refiere como “insolventes, pero viables”, en otras palabras, aquellos a los que la crisis ha dejado sin capacidad para hacer frente a sus obligaciones pero que pueden salir adelante a través de herramientas de restructuración de deudas como son los Acuerdos Extrajudiciales de Pagos, los Acuerdos de Refinanciación o los Convenios anticipados, mecanismos que si bien existen deberían adaptarse a las circunstancias actuales dotándoles de mayor eficacia y agilidad, sobre todo en lo referente a los privilegios de los créditos de Derecho Público, que con la idea de proteger los créditos de Hacienda y la Seguridad Social, lo único que están consiguiendo es que muchos negocios que podrían salvarse, terminen cerrando sin que al final cobre ningún acreedor, entre los que, lógicamente, se encuentran la propia Hacienda y la Seguridad Social.
Por otro lado, en el caso de las denominadas por el Banco España como empresas “insolventes inviables”, es decir, aquellas que, no sólo son insolventes, sino que además no tienen posibilidades de sobrevivir a la pandemia, las conocidas vulgarmente como “empresas zombis”, se debería aliviar el largo y complicado peregrinaje que tiene que sufrir el emprendedor con un negocio fallido hasta que puede extinguirlo legalmente, incorporando, sobre todo, una regulación mucho más rápida y ágil de la denominada “Ley de Segunda Oportunidad”, ahora integrada en el texto refundido de la Ley Concursal, para recuperar a los emprendedores de buena fe, los cuales han visto cómo la pandemia se ha llevado por delante sus negocios, lo han perdido todo y, a pesar de ello, siguen con deudas que les impiden iniciar cualquier tipo de actividad, condenándolos a la economía sumergida.
Estos emprendedores constituyen un activo muy valioso para nuestra economía que, si se les permite comenzar de nuevo, nos pueden ayudar a salir de la recesión.
Una rápida trasposición de la Directiva Europea de Insolvencias, que incorpora medidas preventivas y un nuevo tratamiento de los créditos de Derecho Publico podría solventar muchos de estos problemas, por lo que una buena medida por parte del Gobierno podría ser la aceleración de su trasposición al ordenamiento jurídico español.
A lo largo de este artículo hemos podido ver cómo todas las actividades económicas se han visto afectadas por la pandemia del Covid-19, pero puedo asegurar, a los muchos economistas como yo, que estáis leyendo este artículo, que para nosotros va a haber “un antes y un después del Covid”, pues nuestro colectivo, en las distintas disciplinas, pero sobre todo en lo referente a la restructuración financiera, gestión de insolvencias y procedimientos forenses va a experimentar un incremento de actividad muy importante, cuyo desarrollo va a suponer cambios importantes en nuestra profesión, para los cuales tendremos que estar preparados.
Ángel Luis Vázquez Torres
Economista. Miembro nº 3379 del REFOR – Registro de Economistas Forenses del Consejo General de Economistas
Fotos: Engin_Akyurt, Oxenburg y 3093594
(1) https://www.eluniversal.com.mx/mundo/covid-19-bofetada-la-arrogancia-del-ser-humano
(2) https://medioambiente.nexos.com.mx/?p=285
(3) Desde que China reportó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la existencia del nuevo coronavirus a finales de diciembre de 2019 hasta los primeros días de septiembre, investigadores de todo el Mundo han registrado 12.000 mutaciones en su genoma, de acuerdo con la revista científica Nature https://www.bbc.com/mundo/noticias-54190048 .
[4] Así lo afirma un estudio publicado el mes pasado en la “Revista de la Asociación Médica Estadounidense” (JAMA, por su sigla en inglés) y liderado por Paul Offit, especialista en inmunología estadounidense, famoso por haber sido co-creador de una vacuna contra el rotavirus.
[5] De acuerdo con el estudio liderado por Offit, se están empleando dos metodologías de desarrollo novedosas en el campo de la vacunación.
Por un lado, están las vacunas de ARN mensajero (ARNm), las cuales «nunca se han utilizado comercialmente para prevenir infecciones», afirma el estudio. Tal es el caso de aquellas que están diseñando las compañías Pfizer y BioNTech juntos y la de Moderna.
La otra metodología se basa en el uso de una familia de virus del resfriado común modificados genéticamente. Ejemplo de ella son las vacunas en las que trabajan la Universidad de Oxford con AstraZeneca y la de Johnson & Johnson.
[6] La verdad es que, en el campo de la investigación, la pandemia está suponiendo un grandísimo estímulo en diferentes terrenos», con «muchísimos cambios punteros y revolucionarios», afirma a BBC Mundo el doctor en Genética y Biología Celular Miguel Pita.
[7] Gorka Larrinaga y Begoña Sanz, profesores en la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco, en España, publicaron un artículo en el sitio de divulgación “The Conversation”, donde mencionan «otro tipo de tratamiento que podría ser útil en pacientes covid para evitar llegar a la etapa más crítica de la enfermedad», dicen a BBC Mundo.
[8] El paquete de estímulo fiscal aprobado por el Congreso de EE. UU. es el triple del que se utilizó en 2009 tras el estallido de la crisis financiera y que, entonces, ascendió a 700.000 millones de dólares.
[9] Es una política monetaria o fiscal expansiva que pueden aplicar los gobiernos o los bancos centrales que consiste en dar de forma directa dinero a los ciudadanos con el fin de estimular la economía en un periodo de recesión o cuando los tipos de interés están a cero.
Se trata de un término empleado en los años 70 por el premio Nobel de Economía Milton Friedman, el cual explica qué pasaría si un helicóptero se dedicara a tirar dinero a los ciudadanos.
La teoría, que considera que reactivaría el consumo, vuelve a ponerse sobre la mesa en un momento en el que los bancos centrales empiezan a quedarse sin munición. https://www.expansion.com/economia/2020/04/04/5e88d432e5fdea91058b45d4.html
[10] El Gobierno de China ha puesto en marcha un paquete de medidas económicas y fiscales de más de 322 mil millones de euros, para fomentar la inversión pública, aumentar el gasto en el sector sanitario y eliminar o reducir la carga fiscal para aumentar la inversión y el consumo.
Por otra parte, el Gobierno de China ha pensado en reducir el peso de los pagos a su Seguridad Social que los empresarios deben pagar por empleados que tienen contratados.
En materia de Política Monetaria, el Gobierno de China ha inyectado liquidez a corto plazo, ha reducido los “ratios” que obliga a tener a las entidades financieras en sus bancos y ha puesto en marcha paquetes para refinanciar y dar créditos a las empresas por valor de 137 mil millones de euros.
El Gobierno de China ha dado, asimismo, órdenes explícitas a las entidades financieras para que den soporte económico al sector privado, han dado flexibilidad a la gestión de los riesgos crediticios, a la emisión de bonos y venta de acciones a nivel local, todo esto dirigido a las empresas chinas. https://www.elblogsalmon.com/economia/todo-esto-ha-hecho-china-para-salir-adelante-despues-coronavirus
[11] El impacto de la crisis del covid-19 sobre la situación financiera de las empresas, según la información de la Central de Balances puede verse en: . https://www.bde.es/bde/p/ea9f53c8cad16710VgnVCM10000064de14acRCRD/webbde/GAP/informacion-embargada/be2004-art39.pdf
[12] Las proyecciones que realiza el Banco de España en el informe citado advierten de que, si bien las medidas financieras puestas en marcha por el Gobierno para dotar de liquidez a los autónomos y empresarios -fundamentalmente los avales del ICO-, surtieron su efecto en los peores meses de la crisis, ahora, el endeudamiento podría jugar una mala pasada a estos negocios.
[13] El Banco de España estima que el resultado ordinario neto de las compañías no financieras se desplomó un 71,2% en los nueve primeros meses del año, según los datos recopilados en la Central de Balances Trimestral.
[14] La UE ya lo advirtió en el año 2019 https://www.eleconomista.es/economia/noticias/9944690/06/19/Europa-alerta-de-la-rigidez-del-mercado-laboral-espanol-y-la-desaceleracion-del-empleo.html
[15] https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_okupa
[16] El efecto acelerador hace referencia en Macroeconomía al efecto positivo que tiene el crecimiento de la economía sobre la formación bruta de capital o inversión fija privada.
[17] https://www.elconfidencial.com/economia/2020-09-13/pandemia-fondos-ue-millones-espana-gasto_2745819/
[19] Juan Pedro Marín Arrese, articulo publicado en la revista “Dirigentes” en diciembre del 2020
[20] https://www.autonomosyemprendedor.es/art…204181003023490.html