LA GESTIÓN DE LA MARCA EN REDES SOCIALES

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“La mejor publicidad es la que hace un cliente satisfecho” (Philip Kotler)

La marca de una empresa puede tener más valor que los edificios, máquinas y equipos, esto hace que la gestión de la reputación empresarial cobre una importancia muy grande y, en este aspecto, el cliente es quien tiene la última palabra. Y, ahora mismo, al entrar en juego las redes sociales y la posibilidad de “opinar” los clientes y terceros de manera inmediata, su gestión debería ser una parte fundamental de las empresas.

De este modo cuando una persona, sea o no cliente, expone su opinión en redes sociales, su visibilidad es instantánea. Sea cual sea el motivo de su comentario, este es público y la actuación ha de ser rápida y coordinada. La primera parte del proceso es hacer que el cliente se sienta atendido: Valoramos su opinión y estamos agradecidos. Somos humanos y podemos equivocarnos. Queremos mejorar. En este sentido resulta muy necesaria la profesionalización de esta labor, puesto que la gestión adecuada (y en un canal público) de un conflicto puede ser utilizada en beneficio propio.

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Tomando estas circunstancias como oportunidades de mejora, podríamos establecer la siguiente hoja de ruta en redes sociales:

  • Reconocimiento del error tomando una posición de empatía con el cliente.
  • Disposición de enmienda de los perjuicios ocasionados.
  • Información puntual y veraz a lo largo de todo el proceso.
  • Cumplimiento de lo prometido.

Al igual que planificas cualquier acción o estrategia de marketing, la gestión de la reputación debe tener un papel destacado. Así, una empresa capaz de adaptarse al nuevo entorno en el que nos encontramos inmersos podrá utilizar la satisfacción del cliente como tarjeta de presentación. Paradójicamente, con la tecnología actual, los negocios tienen un fuerte componente humano, con sus ventajas e inconvenientes.

De este modo la clave será convertir los problemas en oportunidades a la vista de todos. El cliente actual está informado y la competencia es fuerte. Las empresas que sobreviven son las que demuestran, día tras día, que saben hacer las cosas mejor que el resto. Un cliente “comprendido” será, con un poco de trabajo por nuestra parte, un cliente fidelizado que es, a grandes rasgos, el mejor prescriptor de la marca.

Fotos: geralt y geralt

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