Hemos pasado TODOS meses difíciles, y se predicen otros tantos complicados. Desgraciadamente, quizás, algunos de ustedes han padecido los efectos de la pandemia; o peor aún, la pérdida de personas muy queridas y, por supuesto, del todo insustituibles. A ustedes y a ellos, quiero hacerles llegar todo mi pesar, apoyo y mucho cariño.
Pero la vida sigue y hay que seguir hacia adelante, sobre todo en el mundo de la empresa, donde queda poco tiempo para lamentaciones y curar heridas. En las circunstancias actuales, como en la famosa fábula del “León o Gacela” (1), cada mañana, cuando sale el sol, sin importar si eres un autónomo, una pyme, o una gran empresa, será mejor que te pongas a funcionar y a dar lo mejor de ti mismo para poder superar los inconvenientes que te puedas encontrar.
El camino para iniciar la reactivación económica y social va a ser muy largo y amargo, con altas dosis de desconfianza, incertidumbre y angustia. Las perspectivas económicas están condicionadas por la evolución de la pandemia, hasta que no haya un tratamiento probado y eficaz. Va a ser imprescindible un proceso de transformación de nuestras empresas hacia modelos de eficiencia energética, la digitalización y la movilidad sostenible y, por supuesto, reforzando el sistema sanitario y los sistemas de atención social a la población mas desprotegida.
Ahora es el momento para fortalecer la capacidad de aceptar la adversidad y de actuar con optimismo, pues este puede ser el cóctel para sobreponernos a estos momentos tremendamente difíciles, para los que no estábamos preparados (2), y a los que las personas reaccionan de forma muy diferente.
Estamos explorando caminos nuevos en la forma de relacionarnos y hacer negocios, y aunque algunos son muy positivos pues nos han demostrado que las nuevas tecnologías pueden ser de gran ayuda, como es el caso del teletrabajo, las videoconferencias, las herramientas colaborativas, etc., en otros casos, el confinamiento esta conllevando muchos problemas de relación interpersonal, además de unos hábitos y vicios informativos como el fenómeno definido en inglés como doomscrolling que no es otra cosa que nuestro nuevo mal hábito: buscar en la pantalla de TV, ordenador, smartphone o tablet las noticias especialmente negativas, o lo que sentimos como una amenaza para nuestra salud y planes a futuro (sea una búsqueda activa o simplemente «ver cómo anda el mundo»). En rigor, el fenómeno no es nuevo, pero con el aislamiento y la incertidumbre sobre las consecuencias de este virus, muchas personas manifiestan un malestar creciente que llega a través de las redes sociales y que no se sienten capaces de evitar. Estos nuevos hábitos generan un estado de alerta permanente (3) que genera ansiedad, provoca insomnio y malestar.
Durante los últimos meses los países de todo el mundo se han esforzado en buscar soluciones para que el tejido empresarial pueda sobrevivir a las consecuencias económicas del Covid-19. Unos países han bajado impuestos, algunos, apoyando la actividad mediante líneas de reaseguro, otros, mediante entrega de cheques para el consumo, y como en el caso de España, mediante medidas que facilitan el acceso al crédito. Hablamos de las famosas Líneas ICO-Covid19.
España es el país que más ha utilizado “el aval público” para los préstamos a empresas afectadas por el Covid-19 como destaca el BCE (Banco Central Europeo) en su informe del 24 de septiembre (Expansión ECONÓMICA de 25/09/2020) como se puede apreciar en el siguiente gráfico.
Además de constatar una realidad, “El uso de préstamos supondrá un incremento de los costes financieros en el futuro”, y también pone de manifiesto una curiosidad añadida, pues el informe destaca que mientras que el importe total de los préstamos garantizados ascendió a cerca de 95.000 millones de euros (entre abril y julio pasados), los flujos netos de crédito en el mismo periodo solo ascienden a 35.000 millones, lo que quiere decir que, en España, los créditos garantizados no se han utilizado para aumentar la liquidez de las empresas, sino para renovar los créditos ya existentes.
Según los técnicos de la institución comunitaria que preside Christine Lagarde, el motivo de que las empresas españolas hayan acudido en masa al Instituto de Crédito Oficial (ICO) se debe, en parte, «a la menor disponibilidad de otras medidas de alivio fiscal para las empresas (como las moratorias del pago de la deuda y las ayudas estatales directas)», como así señala el documento publicado por el BCE, en el que además se indica que España ha sido el país europeo que menos ayudas directas ha otorgado a las empresas, lo cual ya había sido manifestado por el propio Banco de España y el Consejo General de Economistas (4).
Por otro lado, el repunte de la morosidad ya comienza a dar signos de evidencia según un informe del Banco de España publicado el 23 de septiembre pasado, pudiendo llegar al 23% interanual en el crédito al consumo o al 14,1% intertrimestral en los sectores mas afectados por el Covid-19 como es la hostelería, la restauración y el ocio.
Otro aspecto importante del informe es el aviso de que si no se toman medidas complementarias, cuando venzan las moratorias en el caso de los particulares, o los plazos de carencia en el caso de los empresarios, es más que previsible que se produzca un importante repunte en la tasa de morosidad. La mayor parte de las operaciones firmadas por Pymes y autónomos tenían como objetivo cubrir las necesidades de tesorería hasta finales del 2020, pero es muy probable que llegado este momento la situación no solo no haya mejorado, sino que haya empeorado.
Como no podía ser de otra forma, el Banco de España también advierte de que la crisis sanitaria está ocasionando «un impacto fuertemente negativo en la actividad económica, que podría traducirse en un deterioro de la situación financiera de empresas y hogares que merme su capacidad para cumplir con sus obligaciones de pago.»
Y, por último, El Banco de España avisa que a corto plazo la financiación bancaria va a ser escasa y cara. Escasa, debido a que por un lado “la mayor parte del volumen de la línea de avales del ICO ha sido ya desplegada y las empresas han aprovechado esta mayor disponibilidad de financiación para acumular colchones de liquidez», y cara, porque el deterioro en las finanzas de las empresas va a afectar a su rating y esto unido a la maltrecha situación de las entidades financieras, con índices de mora al alza, incrementará el coste de esta.
Inicialmente se pensó que el parón económico seria solo de unas semanas y que después la actividad económica se recuperaría con rapidez y se podrían solventar los problemas de liquidez pero, sin embargo y a pesar de todas las medidas tomadas, los datos no mejoran, pues según la publicación del diario CincoDías del 24/09/2020, el Instituto Nacional de Estadística (INE) suavizó sus previsiones iniciales y acreditó una caída interanual del PIB del 21,5%, que se trata del mayor descalabro registrado desde la Guerra Civil Española, época desde la que se empiezan a tener datos oficiales.
Se trata a su vez de la segunda mayor caída en la Unión Europea (UE), con tan solo 2 décimas por debajo del Reino Unido (-21,7 interanual) y superando los descensos de Francia (-18,9%) o Portugal (-17,7%) por citar a los países vecinos.
El comercio Internacional tampoco nos da buenos datos pues las exportaciones se desploman un 38% en términos interanuales, y las importaciones un 33,5% en igual periodo.
Finalmente, la posición de inversión internacional, que mide la diferencia entre la inversión en el extranjero y la que viene del exterior, arrojó un déficit de 908.400 millones, pasando del 71% de marzo al 77,5% de junio con respecto al PIB.
La realidad le da la razón a los que pronosticaron una salida larga y dura, y esto ha sido así porque los confinamientos han durado mas de lo previsto, y los rebrotes han ocasionado que, a partir del mes en términos de Balanza Comercial, el saldo positivo descendió un 92,7% pasando de 9.600 millones de euros a junio del 2019 a apenas 700 millones a junio del 2020, como consecuencia del desplome del sector turismo.
Agosto, en sectores muy determinados como el ocio y el turismo, en particular, agencias de viaje, hostelería, sector hotelero, etc., han tenido una paralización fortísima y esto anticipa que buena parte de estas empresas no puedan hacer frente a sus obligaciones financieras.
Mientras tanto, la industria española, como indica el titular de Cinco Días “Se desangra”. «La industria española, caracterizada por problemas de deslocalización, coste energético y competitividad, es también uno de los sectores más castigados por el Covid-19». Por poner algunos ejemplos, Alcoa la multinacional estadounidense del aluminio ha presentado un ERE para 534 trabajadores de la planta de San Cibrao, en Lugo, Airbus recortará en España 889 puestos de trabajo, Bosch ha comunicado su intención de cerrar la planta de Castellet (Barcelona) y el despido de sus 300 trabajadores, CIE Automotive prepara un importante ajuste de plantilla, Gestamp ajusta 6.000 empleos en las instalaciones en España, Nissan que ya anunció su marcha de España, acelera sus planes de salida, y esto es lo que sale en la prensa por su trascendencia, pero desde que se decretó la alarma sanitaria por la pandemia, miles de pequeñas industrias echaron el cierre y muchas de ellas no volverán a abrirse jamás.
Para evitar la deslocalización quizás sería bueno copiar el modelo francés y alemán en el sector del automóvil, que han supeditado las ayudas al automóvil a la repatriación de la producción de ciertos modelos.
En este entorno, España va a necesitar en los próximos meses «más de 100.000 millones de euros para acabar el año y asumir así la factura de los ERTE, el abono de los salarios de los funcionarios, las pensiones y los vencimientos de deuda de final de año, como indica el profesor Santacruz en su interesante artículo “El Gasto que desangra España”. Este eminente economista indica que no debemos echar toda la culpa del agujero de las cuentas estatales al Covid-19, pues la brecha entre ingresos y gastos públicos se viene ensanchando en los últimos años por el derroche de partidas de gasto totalmente prescindibles, y una economía sumergida con un peso del 22% del PIB, lo que supone la friolera de 200.000 euros menos al año para las arcas del Estado.
El mencionado economista ve muy poco probable que con un incremento de la deuda hasta el 120 % del PIB según apuntan las previsiones, el BCE (Banco Central Europeo) financie al ejecutivo español, mediante nuevas compras de deuda, los 100.000 millones necesarios para acabar el año. Teniendo en cuenta que los datos de recaudación son cada vez menores, y que los fondos europeos no llegarán hasta mediados del próximo año, no le va a quedar más remedio al Gobierno que aplicar alguna de las medidas que más ha criticado al Ejecutivo anterior como congelar el sueldo a los funcionarios o rebajar las pensiones.
Sin duda, muchos autónomos, Pymes e incluso grandes empresas se van a quedar en el camino, por lo que el Ejecutivo, en vez de prolongar la agonía manteniendo “zombis económicos” que lo único que pueden ocasionar es el efecto “arrastre” precipitando la quiebra de otros operadores que con una buena gestión de crisis podrían haber salido adelante, debería potenciar todos los mecanismos legales de “financiación y reestructuración de empresas en dificultades”, fomentar los acuerdos de refinanciación y los acuerdos extrajudiciales de pagos, como herramientas extrajudiciales, para aquellas empresas que todavía tienen una oportunidad, y simplificar y reducir los costes de la disolución de empresas, así como de los procedimientos concursales, al estilo del concurso exprés, o los expedientes de 2ª oportunidad, para facilitar a los empresarios una salida ordenada de la actividad con todas las garantías, y con la posibilidad de volver a emprender rápidamente cualquier otra actividad económica, pues sin duda, con más de 8 millones de desempleados, lo que más vamos a necesitar en este país son emprendedores, que con su actividad creen empleo y riqueza, pues por mucho que se empeñen algunos dirigentes políticos, en una economía de mercado, el empleo lo crean los emprendedores.
Como decíamos al principio, saldremos adelante, porque este gran país siempre ha salido de las situaciones más difíciles, pero la pregunta es ¿a qué coste? y ¿se podría haber gestionado de otra forma?
En los próximos meses estoy seguro de que muchos expertos tratarán de responder a estas preguntas, desde distintas perspectivas, y con diferentes conclusiones. Yo hoy lo único que puedo decir, parafraseando al Premier británico W. Churchill en su legendaria intervención ante la Cámara de los Comunes en 1940 ….
Estamos en la fase preliminar de una de las mayores batallas de la historia, y tenemos muchos meses por delante en los que solo puedo prometerles sangre, sudor y lagrimas. (W. Churchill).
Ángel Luis Vázquez Torres
Economista. Miembro nº 3379 del REFOR – Registro de Economistas Forenses del Consejo General de Economistas
Fotos: TheDigitalArtist, geralt and geralt
(1) «Cada mañana en África, una gacela se despierta sabiendo que deberá correr más rápido que el león o éste la matará. Cada mañana en África, un león despierta sabiendo que debe correr más rápido que la gacela o morirá de hambre. Cada mañana, cuando sale el sol, sin importar que seas un león o una gacela, será mejor que te pongas a correr».
(2) La resiliencia es el Camino, María Celina Restrepo, Gerente de Comunicaciones en Enel-Codensa y Enel-Emgesa
(3) Nuestro cerebro presenta un sesgo cognitivo hacia el consumo de contenidos que puede identificar como amenazas. Desde épocas primitivas, nuestra supervivencia dependía de adelantarnos a una amenaza y evitar el posible daño, y es ese estado de alerta permanente el que nos genera ansiedad, provoca insomnio y un malestar del que nos cuesta despegarnos, ante una falsa idea de que si seguimos así tendremos algo de control sobre lo que ocurre afuera.
(4) CARLOS RIBAGORDA, 24/09/2020, OK diario. El BCE constata que España ha sido el país que menos ayudas directas ha dado a sus empresas en la pandemia.